Proporcionar un aseo saludable

Proporcionar un aseo saludable

No se nace sabiendo ser madre y padre, se aprende a serlo a la vez que crecen y maduran los hijos.El baño tiene que ser un rito diario, en un lugar con temperatura agradable, alrededor de los 20 °C, sin corrientes de aire, y en el momento del día que nos permita hacerlo con calma.

Los actos de limpieza, en general y a cualquier edad, deben ser suaves y diarios. Suaves para que provoquen reacciones de placer y no de rechazo, y diarios para favorecer la adquisición de hábitos saludables, eliminando la suciedad de cada día.
Según su edad, el aseo debe pasar por tres fases:
Fase pasiva: el bebé, en los primeros días de vida, debe recibir pasivamente los cuidados que le proporcionamos.
Fase de colaboración: la niña o el niño participa ya de su propio aseo.
Fase activa: bajo supervisión, van siendo poco a poco más responsables y autónomos en su aseo personal.

Promocionar progresivamente su autonomía en todos aquellos actos que, como el aseo, facilitan su propia independencia y responsabilidad.

  • Alrededor de los 2 años de edad, deben lavarse las manos con la ayuda de una persona mayor.
  • A los 3 años deben hacerlo ellos y ellas solitos.
  • A los 4 años, el lavado de cara, manos y dientes tiene que ser ya una tarea realizada por ellos mismos, autónoma y responsablemente.
  • La temperatura del agua –que siempre debemos vigilar para evitar quemaduras o rechazos– estará a 38 °C el primer mes y a 36 °C a continuación.
  • Se recomienda comenzar a llenar la bañera con agua fría para ir calentándola con agua caliente, y no al revés.
  • Para comprobarlo, se puede medir con un termómetro o bien introducir nuestro propio codo para sentir una temperatura agradable.
  • Las bañeras plegables de plástico ocupan poco sitio, son blandas, por lo que impiden posibles golpes, y quedan a una buena altura para comodidad de nuestras espaldas.
  • Podemos usar cualquier otro recipiente o la bañera de casa, pero evitando siempre resbalones que puedan causar golpes cuando el bebé ya se sienta o se mueve y, por supuesto, sin dejarlo solo ni un momento.

Los primeros días, mientras no cae el resto del cordón umbilical, lo lavaremos por partes sin meterlo completamente en el baño, evitando mojar la cicatriz para que no se infecte. El ombligo requiere cuidados especiales durante unos siete u ocho días:

  • Cambiar la gasa que lo cubre diariamente o cada vez que se vea sucia o mojada.
  • Consultar con el/la pediatra si la cicatriz supura y tiene aspecto sospechoso de estar infectada.
  • Sujetar bien al bebé por debajo de las axilas, apoyando la cabeza en el brazo por el cuello, sin sumergir sus ojos, nariz o boca. Usaremos un jabón suave y neutro, no alcalino.
  • El pelo y las manos los lavaremos en el mismo baño y con el mismo jabón. En la cara no debemos usar jabón.
  • Limpiar los oídos con nuestro dedo meñique envuelto en un paño húmedo, retirando del pabellón de la oreja la cera que vaya saliendo.
  • ¡No meter nunca «bastoncillos» dentro del oído!
  • Tras el baño, realizaremos un suave secado, insistiendo en las axilas y en las ingles, evitando corrientes de aire, y en una superficie amplia y segura que impida las caídas del bebé.
  • A continuación, podemos usar una crema o un aceite hidratante, pero no los tradicionales polvos de talco, ya que resecan mucho la piel y acumulan suciedad en los pliegues del cuerpo.
  • Lavar las nalgas y los genitales siempre que sea necesario, independientemente del baño. En las niñas, tendremos cuidado de hacerlo de delante hacia atrás para evitar que la suciedad entre en la vagina. Se pueden comprar bayetas adecuadas para ello y, si no, se hace con una esponja o un paño limpio y húmedo.
  • Cortar las uñas cuidadosa y periódicamente para evitar los arañazos que ellos mismos pueden hacerse, usando tijeras de puntas romas para evitar pinchazos accidentales en los dedos del bebé. Las de las manos deben cortarse siguiendo la forma curva de la punta del dedo y, las de los pies, rectas para evitar que se claven por los bordes en la piel del dedo y se infecten.
  • Cambiar los pañales siempre sobre una superficie cómoda y lo más amplia posible, sin dejarlo nunca solo, ya que cualquier movimiento rápido del bebé puede significar una caída perfectamente evitable.
  • Si el cambio de pañales, una vez que están mojados, no se hace pronto, la humedad favorecerá enormemente la irritación de la piel. Si esto ocurre, se debe echar una crema hidratante y, en los días sucesivos, esmerarse especialmente en mantenerlo seco.
  • Si persiste o empeora la irritación, consultar con el/la pediatra para evitar o tratar la posible infección de la piel.

Nuestra prioridad, tu garantía
Xunta de Galicia © Xunta de Galicia. Información mantenida y publicada en internet por la Consellería de Sanidade - Servizo Galego de Saúde