De adulto con modificaciones

De adulto con modificaciones

Esta etapa va del año a los tres años de edad. Las cantidades de comida dependerán del gasto de energía y del peso, pero su régimen de comidas tiene que ser variado, sencillo y natural, adaptándose progresivamente a la comida diaria del resto de la familia, con algunas modificaciones en cuanto a su presentación: partir muy menudos todos los alimentos sólidos y evitar añadirles salsas fuertes, especias o sal.

Es importante recordar que el biberón debe estar ya completamente abandonado y el niño o niña comerá en plato y taza con cuchara y tenedor. La leche y sus derivados (yogur, queso) siguen teniendo un papel primordial en la dieta, y debe tomarse por lo menos el equivalente a medio litro al día.

El acto y el momento de la comida han de ser gratificantes para todos. Una actitud ansiosa o excesivamente preocupada por lo que come o no come provoca con mucha frecuencia situaciones de chantaje de los padres por parte del pequeño para mantener su atención, falsas inapetencias, alteraciones de los horarios y conflictos por las comidas.

Durante esta fase, algunos alimentos deben ser vigilados o evitados:

  • Todos aquellos que puedan provocar atragantamientos, como nueces, castañas, avellanas, piñones u otros frutos secos, frutas con hueso, pipas de girasol o copos de maíz, zanahoria cruda, pescado con espinas, carne dura y golosinas duras y pequeñas.
  • La sal y aquellos alimentos ya salados aumentan el riesgo en el futuro de padecer hipertensión arterial.
  • Todos los alimentos con gran cantidad de edulcorantes (golosinas en general) disminuyen el apetito porque sacian y aumentan el deseo por las cosas dulces, favoreciendo extraordinariamente la aparición de la caries dental.
  • Los alimentos difíciles de digerir, como el jamón curado, los embutidos, las salsas fuertes y comidas preparadas con muchas especias. En general, las frituras y todos aquellos alimentos muy ricos en grasas.
  • Una excesiva cantidad de fibra vegetal, que contienen sobre todo verduras y legumbres, produce mucho gas en su digestión, con las consiguientes molestias, y disminuye la absorción de otros nutrientes.
  • Una actitud equilibrada y tranquila por nuestra parte, paciente pero firme, sin ceder ante lloros y mimos, es imprescindible para evitarlo.
  • A pesar de que haga algunos estropicios, dejémoslo comer solo, manejando taza o plato, vaso y cuchara; es muy importante para su desarrollo psíquico y motriz.

Aunque van pasando a la historia costumbres como las de dar a los niños sopas con vino, cerveza con gaseosa, etc., conviene recordar que el alcohol no es saludable para los niños, ni en cantidades mínimas.

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