Desde los cuatro o seis meses hasta el año de edad. En esta etapa, debemos acostumbrar al bebé a los nuevos sabores, comenzando por los cereales, las frutas, las verduras y las carnes, e instaurar el hábito de usar la taza y la cuchara, abandonando totalmente el biberón. Es, por tanto, una etapa crítica para los futuros comportamientos y hábitos alimentarios.