Promocionar la práctica de ejercicio físico

En la infancia, se ponen las bases de los estilos de vida de las personas, y es en esta etapa cuando se deben practicar determinados comportamientos que favorecen la salud hasta convertirlos en hábitos saludables.

Multitud de estudios ponen en evidencia la positiva influencia que el ejercicio físico tiene sobre la prevención de múltiples enfermedades del adulto muy frecuentes entre la población.
También apuntan los estudios el creciente déficit de ejercicio físico infantil, que aún es más acusado entre los adolescentes.

• En las etapas preescolares es suficiente la práctica de ejercicio asociada a los juegos y a las prácticas de dominio de las actividades que favorecen una correcta movilidad en el ambiente, controlando en todo momento los riesgos de accidente infantil.
• En la etapa escolar y adolescente, la práctica de ejercicio físico varios días a la semana en actividades colectivas y de equipo, si no hay contraindicación médica, es una medida extraordinariamente recomendable. Con el tiempo, hacer el ejercicio físico que a cada uno más le guste formará parte de un estilo de vida saludable y activo que, sin duda, alargará la vida, reducirá el riesgo de obesidad y prevendrá enfermedades crónicas como la cardiopatía isquémica, la hipertensión arterial, la diabetes del adulto, la osteoporosis, la ansiedad o la depresión.
• Reducir el tiempo dedicado a las actividades sedentarias, como ver televisión o jugar en pantallas digitales, es la mejor medida complementaria de la anterior.