Cúidame

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Aprender sobre cuidados infantiles saludables

No se nace sabiendo ser madre y padre, se aprende a serlo a la vez que crecen y maduran los hijos. Cuidarlos saludablemente es una tarea comprometida que debe significar, en la medida de lo posible, una clara disponibilidad para:

  • Dedicar tiempo a prestar los cuidados infantiles que cubran las necesidades básicas de seguridad, alimentación, sueño, abrigo, estimulación...
  • Aceptarlos en todo momento tal como son, con sus virtudes, limitaciones o defectos.
  • Cuidar o mejorar las relaciones de pareja para poder dialogar y ponerse de acuerdo en el modo en que se va a cuidar y a educar al nuevo miembro de la familia.
  • Darles ejemplo vivo de comportamientos adecuados y saludables, fomentando la práctica cotidiana de algunos hábitos que proporcionan y protegen la salud física y mental.
  • Ayudarles a convertirse, con el tiempo, en personas autónomas, solidarias y capaces.
  • Aprender a vivir sin la presencia y compañía de los hijos cuando ya tengan vida independiente.

Inmediatamente después del nacimiento, los servicios pediátricos llevaron a cabo una revisión a fondo para conocer el estado general de salud del niño y detectar posibles malformaciones o enfermedades de nacimiento.

Para poder detectar posibles enfermedades metabólicas o de las glándulas endocrinas, debe hacerse un análisis de sangre y de orina.

  • El recién nacido va a requerir cuidados constantes y delicados, pero no excesivamente complejos. Su desarrollo saludable y feliz en las primeras semanas lo conseguiremos fácilmente con una buena alimentación e higiene y con las horas de sueño adecuadas.
  • Desde el primer día y en los primeros meses, la relación del bebé con el medio que lo rodea va a ser muy instintiva, actuando motivado por sensaciones de hambre, frío, calor, ruido... a las que responde con el llanto, o, por el contrario, cuando lo alimentemos, lo acariciemos o lo aseemos, con gestos de cara y boca parecidos a una sonrisa que demuestran su bienestar.

No hay que dudar en recurrir a los profesionales sanitarios, tanto para chequear que todo «marcha bien», cuando se aplica un programa de control médico del crecimiento del niño sano, como cuando aparezcan señales de enfermedad o lesiones por accidente. Deben aprovecharse las visitas médicas para preguntar y aprender sobre el modo de proporcionar cuidados infantiles saludables.

Pediatras, profesionales de la enfermería, de la psicología y de la pedagogía, cada uno en su campo, suponen una ayuda segura y accesible cuando se presenten dudas y problemas de cualquier tipo y no se tenga la seguridad de estar resolviéndolos correctamente. Es conveniente solicitar su ayuda profesional cuando se considere oportuno.