El chupete

El chupete

El chupete no es algo obligatorio, y hay bebés que lo rechazan. Sólo cumple la misión de satisfacer el instinto de chupar, tranquilizando al bebé, pero no debe ser un fácil sustituto de los cuidados necesarios. No es conveniente prolongar el uso del chupete más allá de los 12 o 15 meses para evitar deformaciones en la boca y en la dentadura.

Para abandonarlo, siempre será más práctico «hacerlo desaparecer» que reñir y ridiculizar al pequeño.

  • Los de forma anatómica son los más recomendables.
  • Hay que mantenerlo lo más limpio posible, hirviéndolo en agua durante diez minutos con frecuencia.
  • Se debe cambiar antes de que se estropee. La goma gorda y deshecha deforma más la boca y acumula más gérmenes.
  • No conviene mojarlo en miel o azúcar, algo que favorece enormemente la aparición de las caries en los primeros dientes, ni, por supuesto, en cualquier tipo de bebida alcohólica.

Los bebés lo chupan todo y también los dedos, sobre todo cuando tienen hambre, les duelen las encías por la salida de los dientes o están cansados y quieren dormir. El chupete puede ser una buena solución si esto ocurre de modo prolongado, intenso y repetitivo. Chupar el dedo deforma más la dentadura.
Cuando ya tienen dos años y reaparece el ya abandonado chupeteo de dedos, puede deberse a situaciones de celos o inseguridades que será preciso investigar y tratar sin castigos ni amenazas.

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